Cristo con San Juan y los Ángeles, P.P.Rubens (1602) |
Hace años, en la National Geographic, leí un reportaje que me heló la sangre. En uno de sus puntos trataba el tema de la obesidad, si, ya sabemos que los estadounidenses no son un buen ejemplo en cuanto a hábitos alimenticios, pero lo que realmente estaba denunciando era un tremendo drama. Cuando en 2005, el huracán Katrina devastó el centro y sur de los Estados Unidos, mucha gente se quedó sin nada. Así estuvieron (y están), esperando a que las ayudas llegaran. Mientras tanto sobrevivían como podían. Muchas familias se veían obligadas a sobrevivir alimentándose de comida basura, más barata y cargada de calorías vacías. Recuerdo una foto de una obesa familia afroamericana (minoría más castigada por este desastre) sentados en un desvencijado sofá entre las ruinas de lo que un día fue su hogar, comiendo barritas de chocolate y patatas fritas.
Detrás de muchos de esos casos de obesidad de los que habla hoy el periódico, no digo que haya hambre, pero si comida de mala calidad. Porque 100 gr de chorizo, media barra de pan y una manzana para una merienda cuestan lo mismo que un paquete de pan de molde y un vaso de nocilla que duran una semana. O una chuleta con patatas cuestan lo mismo que un paquete de pasta y salsa precocinada que dura más.
El tabaco mata, pero la obesidad también. Los niños a los que se refiere la noticia tienen edades comprendidas entre los 6 y 9 años y a esas edades es cuando tu cuerpo define como va a ser tu constitución y el ritmo metabólico del resto de tu vida. Estos niños podrán padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, apnea del sueño, ictus, osteoartritis, algunas formas de cáncer, padecimientos dermatológicos y gastrointestinales.
Esto si es un problema señores del gobierno, y no le echen la culpa a la ignorancia de los padres (L. Pajín dixit), que estoy segura que prefieren darle a su niño un plato de frutas con cereales para desayunar que un bollo asqueroso fabricado a base de grasas animales y sucedáneo de chocolate.
Me pongo enferma…