lunes, 26 de marzo de 2012

Soy un gigante con pies de barro y quiero que sean de hormigón

Cómo es la mente humana de compleja! como somos de enrevesados, y total, para qué? en qué modo pudo esa confusión, ese mecanismo mental desengrasado ayudar a la evolución de la especie? El modo de suplir las carencias de cada uno que de manera inconscientemente reflexiva va zurciendo los rotos del alma no deja de asombrarme. Cómo arreglar la baja autoestima? siempre he parcheado la falta de amor propio intentando ser la mejor en todo, en lugar de quererme y aceptarme. He sido siempre muy dura conmigo intentando que todos los aspectos de mi vida funcionaran al 100%. Pero ahora que algo falla, caigo. Y es que ese algo que falla, no está a mi alcance arreglarlo y me puede la impotencia. Hasta ahora, cuando algo se escapaba de mi control, lo expulsaba de mi vida, como es mi relación con las de mi género o mi dificultad con las matemáticas que no me permitió estudiar una carrera que me gustaba. Pero ahora que sé que lo que va mal, no es mi culpa, me cuesta tanto no caer en el victimismo!

Esa es la razón por la que quiero caminar 30 km al día durante 21 días, porque sé que soy fuerte y quiero demostrarmelo. Quiero estar 21 días conmigo misma, quiero superar las agujetas y las ampollas pero sobretodo quiero pensar hasta la náusea y volver a sentirme afortunada de la maravillosa vida que llevo con mi amor y la estupenda familia y amigos que tengo.

jueves, 15 de marzo de 2012

Adolecer

Pubertad, Much (1895)
Caminaba por el sendero que lleva a la estación. Me gustaba sentarme allí, en el apeadero abandonado y ver como la pasiflora se enroscaba en los raíles oxidados. Los días que hacía sol, el olor a brea recalentada de los travesaños alimentaba mi imaginación, haciéndola volar hacia mis años de infancia recientemente abandonada.  Aquel día, pasé frente a un espejo cóncavo, escondido entre las hiedras de la rectoral. Recuerdo que paré frente al poste y miré hacia arriba. Observé la imagen que escupía el espejo, mi reflejo deformado: una gran cabeza, un enorme cuerpo, largos brazos y unas pequeñas y delgadas piernas. Poco difería ese reflejo de la percepción que tenía de mi misma, ya que la pubertad en la que había aterrizado aquel verano, me había dejado un cuerpo desequilibrado y desgarbado, camino de la armonía de la edad adulta, edad que temía, odiaba y rechazaba a partes iguales. Sentí una rebelión interior. Siempre había sido una niña bonita, me lo habían dicho tantas veces que ni me planteaba lo que significaba. No me lo planteé hasta aquel día, el día en que vi que la vida cambia, que las personas cambian y que la belleza y la protección de que disfrutamos en la infancia desaparecen como el humo en el viento.

Aquel dia llegué a casa y me corté el pelo, mi larga melena hizo una alfombra en el suelo del baño. Los largos mechones rubios y rojizos dieron paso a un pelo corto y oscuro, como un chico.

Ahora toda yo hacía juego.