sábado, 10 de septiembre de 2011

Dafnis y Cloe

Dafnis y Cloe, Cortot (1824)
Apenas puedo recordar el momento en que cambió todo, el momento en que dejamos de ser pequeñas y domésticas deidades y fuimos expulsados del edén, de nuestra minúscula parcela en Shangrilá que creíamos, nos pertenecía por derecho propio. Nada ni nadie podía hacer tambalearse ese Aleph sostenido en equilibrio perfecto, ese mundo disciplinado y eterno en el que no había lugar para el dolor ni el sufrimiento.

Dejamos de ser animales salvajes para adaptarnos a la civilización, abandonamos las ramas de los árboles, encontramos la vergüenza, el pudor, y el croar de las ranas se hizo inaudible.

Qué nos llevó a caer tan profundamente en el olvido? qué nos llevó a volar tan alto en el orgullo? qué nos llevó a escondernos tan miméticamente en la indiferencia? Magníficos ejemplares, felinos que dejaron de serlo. Elásticos seres hermosos que no volverán, pequeños, finos, atezados… Obsesionados por la existencia, intrigados por sus cambios, enamorados del humus que cubre la vida, cuidando la pátina de la experiencia, guardándola como oro en paño, sacándole brillo con el vaho y la manga.

Y me miro al espejo y descubro lo poco que he cambiado. De mi vergel solo he sacado un pie y ha cogido frío.

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