sábado, 15 de octubre de 2011

De espejismos, ilusiones y engaños

Reproducción prohibida o Retrato de Edward James, René Magritte (1937)
Una intensa luz revolotea en la azotea. Traza serpenteantes dibujos que quedan cincelados en mi retina. Cierro los ojos y aún los veo unos instantes, pero es tan breve su permanencia que no puedo memorizarlos. Caminos incandescentes que nerviosos colisionan, como moscas contra un vidrio, una y otra vez contra la bóveda hasta resquebrajarla, intentando abrir un óculo damasceno.
Un círculo perfecto por el que pase una luz que lo ilumine todo, bañando los elementos que me rodean y, evitando así que me golpee una y otra vez contra ellos. Si solo se revelaran un instante! como hacen los relámpagos en la noche, que iluminan el paisaje un solo segundo, creando un alba de luz azul que dura un momento.
Que alguien me muestre donde está colocada la vara de avellano. Dónde está el trazador de líneas rectas? a tientas, palpando en la espesa y cargada opacidad de mi ático, es fácil tocar una ratonera, quebrar los dedos bajo el rápido látigo del muelle. Necesito una senda sin bifurcaciones ni confluencias, sin cruces ni encrucijadas. Abrir los ojos y ver la realidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Xa facía que non escribías.
Menos mal que non se che esqueceu.
Mariví.