jueves, 15 de marzo de 2012

Adolecer

Pubertad, Much (1895)
Caminaba por el sendero que lleva a la estación. Me gustaba sentarme allí, en el apeadero abandonado y ver como la pasiflora se enroscaba en los raíles oxidados. Los días que hacía sol, el olor a brea recalentada de los travesaños alimentaba mi imaginación, haciéndola volar hacia mis años de infancia recientemente abandonada.  Aquel día, pasé frente a un espejo cóncavo, escondido entre las hiedras de la rectoral. Recuerdo que paré frente al poste y miré hacia arriba. Observé la imagen que escupía el espejo, mi reflejo deformado: una gran cabeza, un enorme cuerpo, largos brazos y unas pequeñas y delgadas piernas. Poco difería ese reflejo de la percepción que tenía de mi misma, ya que la pubertad en la que había aterrizado aquel verano, me había dejado un cuerpo desequilibrado y desgarbado, camino de la armonía de la edad adulta, edad que temía, odiaba y rechazaba a partes iguales. Sentí una rebelión interior. Siempre había sido una niña bonita, me lo habían dicho tantas veces que ni me planteaba lo que significaba. No me lo planteé hasta aquel día, el día en que vi que la vida cambia, que las personas cambian y que la belleza y la protección de que disfrutamos en la infancia desaparecen como el humo en el viento.

Aquel dia llegué a casa y me corté el pelo, mi larga melena hizo una alfombra en el suelo del baño. Los largos mechones rubios y rojizos dieron paso a un pelo corto y oscuro, como un chico.

Ahora toda yo hacía juego.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los cambios, no siempre son malos. Y de los cambios, tropezones y batacazos, estamos hechos todos nosotros. Las cicatrices, morados, heridas y demás, nos hacen más guapos y más sabios.
También estamos hechos de días soleados, arena brillante, flores primaverales, mares refrescantes y, sobre todo, del cariño de la gente que nos rodea!
Un besiño.
Marivi

Anónimo dijo...

Gracias mamá!

Miss Amanda Jones dijo...

Por qué será que a veces, si no hay corte de pelo radical, parece que no hay cambio? A mí también me pasa... y me sigue pasando!