viernes, 16 de septiembre de 2011

Una vez corrí tanto...


Después de la tormenta, Winslow Homer (1899)

Una vez corrí tanto, tan asustada, y tan rápido que el pecho se me abrió, se secó y dio paso al sabor metálico de la sangre en la boca. Corrí tanto! intentando no pensar en el dolor, una vez dejaron de arder mis piernas, dejé de sentirlas; una vez cesaron los golpes en la planta de los pies empecé a notar el clavar de los huesos en el suelo. Fui tan veloz que mis ojos se cegaron con las lágrimas. Corrí tanto que me ahogué y cientos de capilares rompieron en mis párpados y quedaron en ellos dibujadas sus trayectorias rojas.  
Dejé de correr y caí al suelo, con la voz enmudecida reí, tosí, escupí sangre y saliva... tirada sentí mi pecho abierto como el de una nécora, mis ojos sólo vieron estrellas... intenté beber y vomité, intenté levantarme y caí...

Alguna vez has corrido así?

1 comentario:

Miss Amanda Jones dijo...

Nunca he corrido así pero soy superfans tuya, tía.