viernes, 27 de mayo de 2011

Vincere

El ángel Caído. E.Bellver. (1878)
Perdido, hastiado, con el alma vencida y queriendo superarlo. Esa sangrienta batalla interna que nadie fuera comprende, que se libra en tu corazón y te deja destrozado como un despojo, agotado, aunque no te hubieras levantado de la cama. Cansancio confundido injustamente con desidia. Cansado de no hacer nada, no. Cansado de batirte en mil batallas, combatiendo cuerpo a cuerpo con tus demonios. Haciéndolos salir de tu médula a estocadas que das a ciegas hiriéndote de muerte cada vez. Se hace necesaria la luz, pero no quieres plegar el visor de tu yelmo, te da miedo ver la realidad. Pero ahí está, ahí fuera, observándote, ansiosa, amenazante, enseñándote los dientes, dolorosa… Tan dolorosa que necesitas anestesiarte para sobrevivir, sin caer en la cuenta que si la miras sobriamente a lo ojos, si le sostienes la mirada y no la apartas, ganarás. Sintiendo el dolor es como se vence al miedo. Sintiendo las manos largas y húmedas de la locura pasar por tu frente es como se recupera la cordura, porque conociendo el negro se aprecia mejor el blanco. Controla tu vida, aunque duela, toma las riendas y galopa…




… aunque te mate.

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