martes, 18 de enero de 2011

Historias de lareira

Lareira
Hoy he soñado con Victoria. Mi bisabuela era uma mujer pequeña. Tenía la cara completamente arrugada, pero entre tantas arrugas llamaban la atención unos preciosos ojos azules. Siempre llevaba un pañuelo en la cabeza, bajo este tenía una enorme trenza de pelo gris recogido en un moño bajo. He soñado con su gran cocina presidida por una enorme lareira. Me encantaba sentarme en uno de los bancos que tenía colocados en torno al fuego mirando como ella freía unos huevos en la sartén sobre el trespés. Me daba miedo mirar por el hueco de la chimenea, era negro como la noche y muy largo largo. Solía tener chorizos colgados en el arranque.  La lareira estaba elevada en una plataforma a la que me costaba subir y en la esquina una preciosa columna sujetaba los sillares del alero. Me hipnotizaba mirar el fuego. El calor. La planta baja de la casa era atravesada por un pasillo enorme que comunicaba las dos fachadas de la casa. Al otro lado de ese pasillo había una serie de ventanucos por los que los terneros asomaban sus cabezotas. Me encantaba remangarme el jersey y acercarles el brazo porque pasaban su lengua rasposa y me hacían muchas cosquillas. Recuerdo que en la pileta de la cocina  siempre había un cazo de cerámica del que bebíamos todos. El desagüe de esta pileta desembocaba directamente en una pequeña corriente de agua donde estaba la piedra de afilar. La casa de Victoria era un museo etnografico, estaba formada por 3 edificaciones y un alpendre, tenía colmenas, cerdos, gallinas, conejos, una burra... Conservo tan buenos recuerdos de aquellos días con mi bisabuela!

2 comentarios:

Mic dijo...

Muy bueno lo del trespés jaja

pinkmist dijo...

claro!